sábado, 27 de octubre de 2012

She


La semana pasada fue un desastre. No pude ver a mis amigos y tampoco la pude ver a ella. Sin embargo esta fue muy diferente.
El lunes pensé mucho en ella. Él no dejaba de llamar e insistir ¿Para qué llamaba? ¿Acaso era para querer salvar la relación que tenemos? No lo supe y ni quería saberlo. Ese día me propuse llamarla el martes por la tarde. No estaba segura de lo que hacía pero las ganas de verla, abrazarla y decirle cuánto la extrañaba eran más grandes que todas las dudas que tenía.
Al día siguiente tomé el teléfono y marqué el 67-56-32-55. Ella contestó la llamada. Me quedé atónita sin saber qué decir.  Después de tres horas de hablar acordamos en salir al día siguiente.
El jueves salí de mi casa con un nudo en la garganta. No sabía cómo íbamos a actuar pues tenía mucho que no nos veíamos.  Cuando la vi sentada en la fuente frente al cine, no dudé. Mis pasos se hicieron firmes y caminé hacia ella. Era igual a la primera vez que la había visto en aquel salón en el que pasábamos horas. Al verme se paró de inmediato, y con una mirada agraciada, me sonrió. Pasamos la tarde entera hablando de nuestras vidas, de nuestros amigos, de nuestras nuevas escuelas y recordando todo lo que habíamos vivido juntas. No recordaba lo mucho que me gustaba platicar con ella. Llegó la hora de irnos a casa. Me acompañó a donde vivo. Me tomó de la mano y me dijo "te extrañaba amiga". “Amiga” ¿A eso dejé que nuestra relación regresara? No pude evitar hacer un gesto de molestia al escuchar ése término tan nefasto con el que se refería a mí. La solté de la mano y decidí seguir caminando como si no hubiese pasado nada. Ella se percató de mi reacción y se quedó en silencio. Al llegar a mi casa nos dimos cuenta de que no había nadie. La invité a pasar, por educación, y ella aceptó. Al cruzar la puerta me abrazó y yo a ella. Me besó la mejilla, las manos, la frente, y acarició mi rostro. Tomó mi barbilla y la llevó hacia su suave y delicada cara. Sin pensar dejé de reaccionar y me dejé llevar…
Al día siguiente desperté aún con la hermosa sonrisa que ella había dejado en mí. La verdad es que no me importa lo que vaya a pasar. Solo me importa ella. La cuestión es: ¿cómo decírselo a él?.

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